El Ayuntamiento de Santander ha puesto en marcha un año más El Veranuco, ofreciendo a los niños y niñas de la ciudad juegos, actividades deportivas y otras propuestas educativas basadas en temas como el consumo saludable. Tanto en esta iniciativa como en otras (actividades de verano de la Consejería de Educación y Summer Camp), si hablamos de consumo saludable ¡no podía faltar nuestro catering! Para comprobar como es una mañana de veranuco en uno de los colegios que están sirviendo nuestro catering, decidimos ayer acercarnos al Menéndez Pelayo pero… ni rastro de niños.
Siguiendo sus pasitos y sus inconfundibles camisetas naranjas, les encontramos en los huertos de Altamira aprendiendo de horticultura, poniendo nombre y cara a muchos alimentos que desconocen (en primera posición la pobre acelga) y descubriendo olores, bichos y sensaciones de esos que siempre deben acompañar una infancia.
Una pobre lagartija no sabía dónde esconderse viendo peligrar su cola, mientras dos niñas casi igualitas (dignas protagonistas de alguna historia de hadas) observaban las plantas de las judías verdes como pensando si serían esas las de las habichuelas mágicas del cuento. Los tomatucos se libraron porque aún no estaban rojos, pero tentaciones hubo. Muchos de los niños ya habían estado en invierno visitando estos huertos con su cole y pudieron comprobar la diferencia entre los productos de la tierra de una y otra estación, imprescindible lección que, lamentablemente, no suele estar entre los conocimientos de las nuevas generaciones.
Cuando pensábamos que ya había terminado la visita al parque de Altamira, resulta que sólo acababa de empezar. Pintaron con flores ¡sí, con flores!, cantaron, saltaron, jugaron al pañuelito… bravo por los monitores que les acompañan. Se acercaba la hora de comer y, sin una pizca de pereza, cogieron sus mochilitas y se fueron caminando hasta el colegio. Una vez allí, todavía hubo tiempo y fuerzas para lanzar unas canastas, jugar a la rayuela y bailar la peonza en el patio. Fue entonces cuando, como si de un superhéroe se tratara, llegó Chema con su furgoneta y el menú del día para recargar su energía con alimentos saludables: lentejas ecológicas con refrito de verduras, brocheta de pavo con patatitas y yogur artesanal de Cantabria El Carmen. Les preguntamos si estaba rico, pero viendo cómo quedaban los platos (una hormiga patinadora podría hacer piruetas y volatines por su superficie sin encontrar obstáculos) sobraba la pregunta… y nosotros nos fuimos satisfechos.