Lo que en principio iba a ser otra entrada veraniega sobre comida saludable y ejercicio va a ser eso, pero algo más. Y es que nos hemos ido hasta Ruiloba para visitar el campamento y albergue que, un año más, AMPROS ha puesto en marcha para proporcionar a las personas con discapacidad un espacio de convivencia en un rincón de Cantabria realmente precioso. El campamento les permite salir de las rutinas diarias y beneficiarse del incremento de la actividad física aprovechando todo lo que facilita el verano: paseos, playa, juegos, piscina…
Nuestro cuerpo está hecho para moverse ¡el de todos! y la Organización Mundial de la Salud no se cansa de repetir que “actividad física y alimentación saludable deben ir unidas”. En Ruiloba tienen garantizada la alimentación saludable con nuestro catering. De promover la actividad física se encargan los 23 monitores que organizan y dinamizan el campamento, muchos de ellos voluntarios… y es en este punto cuando, a pesar del calor, no tenemos más remedio que “quitarnos el sombrero”… estos profesionales y voluntarios que acompañan a las más de 70 personas con discapacidad que disfrutan de este campamento, lo mismo curan una herida, peinan una trenza, les embadurnan con el protector solar o están pendientes de que beban agua, que se dan un chapuzón con ellos en la piscina, juegan un partido de baloncesto o se convierten en profesores de zumba al ritmo de las canciones machaconas del verano.
Los voluntarios en AMPROS son personas que de forma libre y altruista se comprometen a desarrollar acciones programadas que contribuyen a que cada persona con discapacidad intelectual o del desarrollo y su familia, puedan desarrollar su proyecto de calidad de vida, y promover su inclusión como ciudadanos de pleno derecho en una sociedad justa y solidaria. Sabemos que las personas con discapacidad intelectual tienen limitaciones, pero también capacidades y es importante potenciarlas y hacerlas visibles. Necesitan apoyos para desenvolverse en su entorno y ser parte de la sociedad. Y los voluntarios constituyen uno de esos apoyos tan importantes.
Nos marchamos después de comprobar que el menú del día estaba a la altura de su ejercicio: ensalada de arroz, escalopines de ternera ecológica de Cantabria y una refrescante rodaja de melón, y lo hacemos tarareando una de esas canciones que bailaron (que por algún motivo que se nos escapa es casi imposible sacarse de la cabeza) y que va al pelo a todas las personas que forman parte de este campamento:
Un mundo enano enano
estamos mano a mano
aquí todos estamos
bajo el mismo sol
No hay fronteras
será lo que tú quieras
si juntos celebramos
que aquí todos estamos
bajo el mismo sol